UN AROMA LLAMADO
PALABRA
Bello aroma de la humanidad.
Un aroma que sabe a expresión, manifestación,
unidad, creación, despertar…
Vine al mundo y junto al despertar
de los sentidos, se apoderó de mí,
un deseo de comunicación, empatía,
expresión… y el aroma llegó.
Siento ese aroma y todo cobra sentido.
Siento ese aroma y me conduce a ser parte
del universo. Siento ese aroma y el impulso
creador se apodera de mí.
Ese aroma llamado palabra, habita en mi
interior, somos uno. La existencia nos ha
enseñado a comunicarnos, a crear un diálogo,
en el que algunas veces hay escucha, claridad,
esperanza e ilusión y otras veces hay
tristeza, soledad, búsqueda o vacío.
Cotidianamente expreso con gestos, silencios,
acciones, mensajes, miradas, expresiones,
ese aroma que me habita, que me hace única
y diferente a las demás.
Ese aroma llamado palabra tiene matices,
características, códigos, que conducen a crear
armonía, luz, paz, unidad… sin embargo
cuando hay contaminación, el aroma
toma fuerza y como un huracán puede
convertir todo en oscuridad, dolor,
guerra, violencia, deshumanización…
Con el aroma llamado palabra,
vamos creando redes que nos unen o
barreras que nos separan. Vamos descubriendo
fuentes de vida o de muerte. Vamos pintando
paisajes o llenando estos, de oscuridad y dolor.
Vamos creando sueños, despertando ilusiones o
apagando la existencia.
Con el aroma llamado palabra,
descubrimos la autenticidad de nuestras raíces
y si prestamos atención, escuchamos la voz
que nos invita a plasmar con diversos
colores, una historia llena de vida.
El aroma llamado palabra se multiplica
con vientos cargados de libertad, plenitud,
respeto, justicia, verdad y auténtico amor.
El aroma llamado palabra y yo,
al finalizar nuestros días, ceniza seremos,
pero lo que hemos plasmado juntos,
en riqueza se convertirá.
Aracely Arizandieta
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